
“El juego, desde siempre, ha facilitado la socialización y el aprendizaje que le es propio, por lo que vale la pena recordar que, contra la violencia y el individualismo que promueven los juguetes bélicos y los enseres digitales, los tradicionales son juguetes para la celebración grupal o el placer inofensivo”, señaló.
Recordó que cabeceras municipales como Uruapan, Pátzcuaro, Quiroga, Paracho, Cherán y Tzintzuntzan, así como las comunidades de Aranza, Capacuaro, Pichátaro, Sevina y muchas más, mantienen la confección artesanal de juguetes, con el colorido característico del trompo, el yoyo, el caballito o el balero, que además son una fuente importante de empleo, por lo que espera que los regalos de inicio de año contribuyan al reflorecimiento de esta tradición.
“Este Día de Reyes podemos regalar una bolsa de canicas, un balero o rehilete para los vientos de enero”, señaló el funcionario, quien agregó que la lista es grande, e incluye muñecas de trapo o de cartón, silbatos de barro, carritos de madera, cornetas o mariposas de hojalata; juguetes que giran o que ruedan; y otros con los que se salta o se adivina, y casi siempre para divertir y enseñar, y sin ninguna duda, para desarrollar la creatividad.
Se trata, concluyó, “de juguetes que guardan el conocimiento, la chispa y emoción que nuestros ancestros heredaron en una cascada de generaciones”.